viernes, mayo 10, 2024
spot_img
InicioOpiniónTurismo y los taxistas de Punta Cana#SDQPeriodicodominicano TV

Turismo y los taxistas de Punta Cana#SDQPeriodicodominicano TV

Por Domingo Peña Nina

Bien definido por Padilla: «El Turismo es un fenómeno social que consiste en el desplazamiento voluntario y temporal de individuos o grupos de personas que fundamentalmente por motivos de recreación, descanso, cultura o salud, se trasladan de un lugar de residencia habitual a otro en el que no ejercen alguna actividad lucrativa ni remunerada, generando múltiples interrelaciones de suma importancia económica y cultural» (Padilla, 1980:74).

La prestación del servicio de transporte es un estímulo importante en el desarrollo turístico de una región, ya que este representa el medio por el cual los turistas llegan a su destino. Por tanto, se afirma que transporte y turismo presentan una relación simbiótica y co-dependiente (Hall, 1999). Y más que eso, según Page (2005), el transporte es uno de los factores determinantes del desarrollo internacional del turismo.

Un transporte seguro y eficiente que proporcione accesibilidad desde el exterior y movilidad en el destino es una consideración crítica para facilitar el progreso, mientras que una ausencia de estas características actúa como barrera para el desarrollo turístico (Henderson, 2009).

Investigadores como Cooper et al. (2007) han planteado que el transporte constituye un elemento esencial del producto turístico porque representa tres elementos: el medio de llegar al destino, un medio necesario para los desplazamientos en el destino visitado o simplemente porque constituye la propia atracción o la actividad turística como tal.

Así pues, en el sistema turístico se pone en evidencia la necesidad de un enfoque multilateral y multisectorial para el desarrollo y la gestión de los destinos turísticos, donde se tenga en cuenta que los sistemas de transporte eficaces son fundamentales para el desarrollo de destino y, por lo tanto, la capacidad de generar mercados sostenibles de turistas (Gossling et al., 2009). Dada esta interdependencia, se considera ‘esencial’ que las industrias de transporte y el turismo trabajen ‘mano a mano’ (Currie y Falconer, 2013).

En República Dominicana, el aeropuerto de Punta Cana mueve un 55% del total de pasajeros que entran y salen del país utilizando la vía aérea, por consiguiente, es el aeropuerto más importante del país y el que mayor número de turistas recibe. A esta situación debe estar aparejada la existencia de un transporte interno regulado, fácil, seguro y de un precio razonable para el traslado del aeropuerto a los diferentes hoteles de la zona o las terminales de autobuses.

Lamentablemente no sucede así. Hace un par de años atendí una turista canadiense que se lamentaba conmigo al señalar que del aeropuerto de Punta Cana a la estación de autobuses que se dirigen hacia Santo Domingo, un taxista del aeropuerto le cobraba US$2,000.00. Realmente no le hice mucho caso y no le pedí detalles, porque la suma se me hizo tan absurda, que no podía tener otra explicación más que un equívoco de ella. Debieron ser pesos dominicanos, pensé.

La turista, según me dijo, tuvo que optar por hacer el viaje en motoconcho, haciendo malabares con el equipaje que cargaba. El motoconchista le cobró RD$2,000.00. Confieso que entonces tampoco le creí, ahora sí le creo. Poco después llamó mi atención el conflicto entre taxistas y servidores de Uber en Punta Cana. Hubo agresiones físicas, apedreamiento de vehículos, entre otras cosas, lo que podía dañar la imagen del país y ahuyentar el turismo del área más favorecida en la actualidad.

La solución encontrada al problema no quedó clara, pero volvió la calma. Los taxistas quedaron satisfechos, porque no se estableció ninguna regulación a su actividad y podían seguir cobrando a su antojo.

Hace unos días fui testigo presencial de eso. En Punta Cana un taxista afirmó a un viajero que preguntaba, que la tarifa hasta la estación de autobuses hacia Santo Domingo era US$350.00. Cuando el cliente se acercaba a otros taxistas, el primero se aproximaba y les decía en forma autoritaria: “Ya le dije que son $350.00 dólares”. El viajero desconcertado solo atinaba a decir que el pasaje ida y vuelta desde Toronto le había costado casi lo mismo.

Yo bajé la cabeza avergonzado y recordé que en el aeropuerto de México hay un servicio oficial que cobra según donde se vaya, sobre un mapa radiado. Pero el precio no rebasa los 20 o 25 dólares. Y que en Cancún, que está en el Caribe y compite con Punta Cana, del aeropuerto a un hotel pagué 10 dólares por el transporte, que es regulado por el gobierno, y que ya en la franja turística el transporte es gratuito las 24 hs.

Al abuso de los taxistas de Punta Cana se le debe poner un hasta aquí. El gobierno puede y debe establecer tarifas fijas y razonables al transporte interno en dicho lugar, cuyos boletos se compren dentro del aeropuerto. Y de ser necesario, asumir el servicio, estableciendo transporte desde el aeropuerto a los diferentes hoteles y centrales de autobuses gratuitos o a un precio mínimo, o al menos razonable.

Si se sigue permitiendo a los taxistas de Punta Cana actuar como chivos sin ley, cobrando a su antojo sumas exorbitantes e ilógicas por el transporte interno, a la larga se dará muerte a “la gallina de los huevos de oro” y, después, de nada servirán los lamentos.

RELATED ARTICLES
- Advertisment -spot_img

Most Popular

Recent Comments