Tips para dominar la tormenta mental que te generan los juicios

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Antes de formar un juicio, intenta ponerte en el lugar de la otra persona. Comprende el contexto y las circunstancias que rodean sus acciones

Una persona allegada experimentó una serie de desgracias, una tras otra. Se acercó a quienes lo rodeaban, constantemente colocaba su penar en las redes sociales pero la respuesta era pobre, se sentía ignorada. Se dedicaba a darle seguimiento a la actividad del teléfono de su compañero, y amistades, sólo para sentirse aún más disminuida y traicionada.

Estos pensamientos la consumieron mientras evaluaba el comportamiento de sus amigos erróneamente. Sin ponderar: Quizás no estuvieron atentos a las redes sociales, o descartaron sus publicaciones como rutinarias o no menos importante, se encuentran inmersos en sus inconvenientes particulares.

Aquí te comparto cinco sugerencias para juzgar de manera más justa y constructiva:

Empatía: Antes de formar un juicio, intenta ponerte en el lugar de la otra persona. Comprende el contexto y las circunstancias que rodean sus acciones, cada uno anda librando sus propias batallas, así podrás ver más allá de tus prejuicios y considerar los sentimientos y motivaciones ajenos.

Información completa: Asegúrate de tener todos los datos. A menudo, juzgamos basándonos en información parcial o en suposiciones. Recabar más detalles y escuchar diferentes puntos de vista puede ofrecerte una perspectiva más equilibrada.

Evita las generalizaciones: Cada situación y persona es única. Evita etiquetar o generalizar comportamientos basándote en una sola acción o en experiencias pasadas. Concentrarte en los hechos específicos de cada caso ayudará a evitar prejuicios injustos.

Intención vs. Acción: A veces, las buenas intenciones pueden llevar a acciones mal ejecutadas y viceversa. Intenta discernir cuáles fueron las intenciones detrás de las acciones antes de calificar.

Auto-reflexión: Antes de sentenciar a otros, examina tus propios motivos. Pregúntate si tus conceptualizaciones están siendo influenciados por tus propios estados emocionales o prejuicios personales. Ser consciente de tus propias limitaciones te puede ayudar a evaluar a los demás con objetividad.

Reza un viejo refrán que todo depende del cristal con que se mire. Anímate a tener una mirada más amable y trasciende cualquier situación que obstaculice tu bienestar y crecimiento, incluyendo algunos miedos como al cambio, a nuevas experiencias, a la incertidumbre de lo desconocido.

Recordemos que juzgar menos y entender más puede enriquecer nuestras relaciones y fomentar un ambiente de respeto y tolerancia. Sabemos que los diálogos internos están tiznados de muchas variables y circunstancias personales. A veces no somos muy amables con nosotros mismos, nos empecinamos en agredir a otros o a culpabilizarnos, resultando en estrés, malestar emocional y físico.

Si aún después de estas reflexiones te sientes desconsiderado, es el momento de preguntarte por qué permaneces en un entorno hostil o con personas donde no se relacionan contigo con la amabilidad y dignidad que mereces.

Soltar las riendas y permitir que los ciclos de la vida cierren es una parte decisiva fundamental de crecimiento personal y puedes visitar otros lugares y cultivar personas que compartan intereses afines. Sabemos que es una tarea más fácil de decir que de hacer, especialmente cuando nos encontramos atrapados en situaciones o relaciones con personas que no corresponden a nuestro afecto o permanecemos en entornos que no nos llenan.

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