Un grito desde el corazón de Naranjo Dulce y Río Boba

SAN FRANCISCO DE MACORÍS, Duarte. Desde hace décadas, el clamor de los habitantes de Naranjo Dulce y Río Boba resuena en el aire, un eco de promesas incumplidas y una realidad que golpea cada día más fuerte a sus habitantes, especialmente a productores agrícolas sin ningún tipo de apoyo para producir alimentos.

“No es un lujo lo que pedimos, es una necesidad vital, una arteria que conecta nuestras vidas con el progreso, la salud y la educación. La carretera Naranjo Dulce–Río Boba no es solo un tramo de asfalto; es el camino hacia la dignidad de nuestras comunidades”, se expresa el productor César Taveras, quien ha tenido que utilizar, junto a los productores de las diferentes comunidades, sus recursos para reparar la carretera y evitar que la producción se pierda, como está ocurriendo en la actualidad.

Con relación al pedido de la obra, que fue entregada a la empresa Fortuna de Santo Domingo, el Patronato para el Desarrollo Comunitario y Agroforestal del Nordeste (PADECAN) manifestó a El Caribe que hoy levantan sus voces, no con ira, sino con la profunda desesperación de quien ve cómo el tiempo pasa y sus sueños se desvanecen en el fango y el deterioro.


“¿Acaso no merecemos el mismo trato que otras localidades? ¿Son nuestras vidas menos valiosas que las de aquellos que transitan por vías dignas?”, así se manifestó la organización creada para luchar por las reivindicaciones sociales de la zona.

La realidad que nos ahoga

“Imaginemos por un momento la angustia de una madre con un hijo enfermo, viendo cómo cada bache, cada pozo, alarga el camino hacia el hospital, poniendo en riesgo la vida de su pequeño. Pensemos en nuestros agricultores, el alma de nuestra tierra, perdiendo sus cosechas porque el transporte es una odisea, encareciendo sus productos y minando su esfuerzo. Nuestros estudiantes, con sus uniformes empolvados o llenos de lodo, enfrentan una travesía diaria que les roba tiempo y energía para aprender”, expresiones como esta fueron emitidas por los productores, quienes están cansados de pararse frente a los escritorios de aquellos que solo les responden en tiempos de elecciones.

El productor Rafael Durán, presidente del PADECAN, indica que la falta de una carretera digna es un lastre que pesa sobre cada familia de Naranjo Dulce y Río Boba, señalando que esto representa un impedimento para el desarrollo económico, un freno para la inversión y un obstáculo que los mantiene aislados y vulnerables.
“No podemos seguir viviendo en el siglo pasado, con caminos que parecen senderos de cabras en pleno siglo XXI”, sostuvo el productor.

Un llamado a la conciencia y al compromiso

Hacer un recorrido por la destartalada vía es encontrarse con personas de la comunidad que se expresan pidiéndole a las autoridades la construcción de la carretera.


“Señores autoridades, con el corazón en la mano, les preguntamos: ¿Hasta cuándo? ¿Hasta cuándo ignorarán el grito de las comunidades que solo pedimos lo justo? Han sido innumerables las promesas, los estudios, las visitas, pero la realidad sigue siendo la misma: polvo en verano, lodo en invierno y un sentimiento de abandono que cala hondamente en cada uno de nosotros.”

Dicen los productores que entienden que hay muchas necesidades, pero la construcción de esta carretera no es solo una obra de infraestructura; es una inversión en la vida, en la esperanza, en el futuro de miles de dominicanos. Es un acto de justicia social que transformará radicalmente nuestras comunidades.

Los productores instaron, con la vehemencia que les da la desesperación y la fe en un futuro mejor, a que se ponga fin a esta larga espera.


“Que sus corazones sientan el peso de nuestra realidad y que sus decisiones se traduzcan en acciones concretas. ¡Es hora de que la carretera Naranjo Dulce–Río Boba deje de ser una promesa para convertirse en la realidad que tanto anhelamos!”

Reclamaron que este llamado no caiga en saco roto, ya que las comunidades los observan, con la esperanza renovada de que, por fin, serán escuchados. “No nos fallen, porque el olvido es una herida que tarda mucho en cicatrizar. El tiempo de las palabras se ha agotado; es el momento de construir el camino de nuestras vidas.

Las lluvias de mayo

A casi tres meses de que las comunidades fueron afectadas por los deslizamientos ocurridos en la carretera, producto de los torrenciales aguaceros de mayo, ningún funcionario del Ministerio de Obras Públicas se ha atrevido a ir a ver la situación que viven los productores para poder trasladarse a la ciudad, ya que se observan grandes deterioros que ponen en peligro la vida de sus habitantes.

Aunque el Gobierno ha manifestado que existen impedimentos para la construcción de la carretera por asuntos medioambientales, los productores han negado esa versión, en vista de que el tramo está abierto desde hace más de cincuenta años.

A este reclamo también se han unido productores de la zona de Río San Juan, que exigen la construcción de la carretera Naranjo Dulce–Río San Juan, por entender que esta obra vendría a unir a la región Nordeste y a acortar distancias.

Frente a la situación de la vía, urge su construcción, más aún luego de que la provincia Duarte fue declarada provincia ecoturística. Sin embargo, no se está trabajando realmente para que los francomacorisanos puedan mostrar una provincia con las condiciones ecoturísticas que demanda una aprobación de esa magnitud.

Pero mientras el tiempo pasa, los productores esperan que un día, desde el Gobierno, se atienda el reclamo que desde hace años vienen haciendo para que la carretera Naranjo Dulce–Río Boba sea una verdadera realidad.

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