Abrazando Nuestro Legado Dominicano en América

Por Sammy Ravelo

Como miembros de la diáspora dominicana, nos encontramos en una encrucijada importante. En las décadas transcurridas desde que los dominicanos comenzaron a llegar en números significativos a los Estados Unidos, particularmente a la ciudad de Nueva York, hemos logrado un progreso notable. En solo tres generaciones, nos hemos establecido como una parte integral de la sociedad estadounidense, contribuyendo a su estructura económica, cultural y social, al igual que nuestros predecesores irlandeses e italianos.

Sin embargo, es preocupante observar cómo funcionarios dominicanos, demócratas todos, que alguna vez defendieron las necesidades de nuestra comunidad, ahora han desviado su enfoque lejos de empoderar a la diáspora dominicana.En lugar de priorizar los desafíos y aspiraciones únicas de nuestra comunidad, su retórica ha virado hacia narrativas divisivas que enfatizan la opresión sistémica. Esta es no solo una desafortunada desviación de su misión original, sino una deservicio al arduo trabajo y la determinación que muchos en nuestra comunidad encarnan.

América es, sin duda, el país más existoso del mundo, ofreciendo oportunidades que son incomparables en todo el mundo. Sin embargo, la narrativa negativa perpetuada por estos funcionarios ignora los tremendos logros de los dominicanos. Hemos construido empresas exitosas, sobresalido en la academia y dejado nuestra huella en diversas industrias. Nuestros logros deben ser celebrados, no eclipsados por un énfasis en la victimización.

Es hora de que reclamemos nuestra historia. Como dominicanos, debemos sentirnos orgullosos de lo que hemos logrado en esta tierra de oportunidades. Debemos instar a nuestros funcionarios electos a hacer lo mismo: reconocer la fuerza de nuestra comunidad y las contribuciones que aportamos a esta nación.

Más que quejarse de barreras sistémicas que pueden no encapsular completamente nuestra experiencia, enfoquémonos en fomentar la unidad, el empoderamiento y el orgullo dentro de nuestra comunidad. Somos un testimonio del éxito forjado a través del arduo trabajo y la resiliencia, y nuestra narrativa debe inspirar a las generaciones futuras.

A medida que avanzamos, recordemos a nuestros líderes su responsabilidad de abogar por la diáspora dominicana. No se trata solo de necesidades actuales; se trata de celebrar un legado que merece reconocimiento. Elevemos nuestras voces, mantengámonos orgullosos y abracemos nuestra identidad compartida, mostrando que no estamos definidos por la opresión, sino por los sueños que logramos en esta gran nación.

Sammy Ravelo es un veterano de guerra y policía retirado del NYPD

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