El brindis de la identidad: Memoria y sabor de la Navidad dominicana

Más allá de lo comercial, el mapa líquido dominicano esconde joyas regionales que debemos rescatar.

Este domingo, dedico la columna a poner en valor el patrimonio líquido de la Navidad dominicana. Como especialista en Antropología de la Alimentación, con línea de investigación sobre el patrimonio líquido del caribe y en espacial de nuestra isla. Mi interés es volver al origen, dar una mirada profunda a su transformación y analizar lo que hoy nos define a propósito de estas celebraciones pascuera 2025. Como siempre, dedicamos este espacio a los temas que vertebran nuestra cultura, y en esta ocasión, lo hacemos a través del cristal de nuestras copas, entendiendo que el brindis navideño no es solo un acto social, sino un ritual de comunión que conecta el fogón rural con el frio de la diáspora.

La Tripleta Sagrada: Guardianes de la memoria

 Tripleta Sagrada: Ponche, Anís y Moscatel. Más que botellas, memoria colectiva dominicana Fuente IA.
Tripleta Sagrada: Ponche, Anís y Moscatel. Más que botellas, memoria colectiva dominicana Fuente IA.

Nuestra columna vertebral etílica decembrina se sostiene sobre tres pilares que han marcado el inicio de la vida adulta de generaciones y son cómplices de anécdotas memorables:

Vino Moscatel Caballo Blanco: Desde principio del año 1930, este elixir de uvas moscatel y sultanina (pasas) es el puente generacional por excelencia en época navideña en el país. Con su suave 9% de alcohol, representa la nostalgia de la abuela sirviendo «la copita» antes de la cena del 24 de diciembre.

Ponche Crema de Oro: El referente industrial que tradujo la receta artesanal al consumo masivo. Con un 15% de grado alcohólico, su textura láctea es el estándar de la cremosidad festiva.

Anís Confite: El «traicionero» de la fiesta. Su 25% de alcohol, oculto tras un dulzor irresistible y un aroma que define el espíritu del barrio, lo convierte en el alma de las parrandas más memorables.

Del hindi al fogón: La Evolución del Ponche

Desde una perspectiva antropológica, el ponche es un ejemplo fascinante de transculturación. Su etimología proviene del hindi “pãc” (cinco), en referencia a sus ingredientes originales. En nuestra tierra, lo «criollizamos» hasta convertirlo en una bebida con matices medicinales usado de antaño para «curar» la anemia y luego en una joya gastronómica.

Hoy vivimos un renacimiento artesanal. Hemos pasado del «ponche de la abuela» a una industria gourmet vibrante que utiliza pistacho, café, ciruela pasa y hasta versiones veganas para ese público especial que ya en el país abunda en demasía. Esta «moneda de gratitud», como bien apunta la experta Clara González, demuestra que la tradición es un organismo vivo que se adapta sin perder su esencia.

Cartografía de tesoros olvidados y estatus

Más allá de lo comercial, el mapa líquido dominicano esconde joyas regionales que debemos rescatar, como, por ejemplo:

Guavaberry.-Fuente-externa
Guavaberry. Fuente externa.

Guavaberry: Complementando la riqueza líquida de la región, el guavaberry se erige como el símbolo máximo de la Navidad para las comunidades de ascendencia afroantillana (cocolos) que se asentaron principalmente en San Pedro de Macorís y Samaná. Esta bebida tiene sus raíces en las Antillas Menores, especialmente en Saint Kitts y San Martín y se elabora a partir del fruto silvestre del árbol de arrayán (Sloanea amygdalina). El proceso tradicional implica macerar los pequeños frutos en ron envejecido junto con azúcar refinada, canela y pasas, permitiendo que la mezcla repose durante meses para alcanzar su característico color rojizo y sabor dulce-especiado. Históricamente, el Guavaberry trasciende lo gastronómico para convertirse en un elemento social: era la bebida que los «Guloyas» y los grupos de enmascarados compartían mientras recorrían las calles con sus danzas, consolidándose como un rito de hospitalidad y memoria colectiva que hoy es Patrimonio de la Humanidad.

Ginger Beer: La tradición de las bebidas navideñas en la península de Samaná conserva una impronta cultural invaluable heredada de los inmigrantes afroamericanos, que arribaron en 1824 bajo el gobierno de Jean-Pierre Boyer. Como bien documenta la investigadora Soraya Aracena en su obra Los inmigrantes norteamericanos de Samaná (2000), el ginger beer (cerveza de jengibre) constituye un pilar de este sincretismo gastronómico. Originalmente concebida como una bebida de fermentación casera distinta al refresco comercial moderno del país, su preparación se basa en una infusión concentrada de jengibre fresco, azúcar (o melaza) y agua, que se deja reposar para obtener una efervescencia natural y un carácter picante distintivo. Durante la época festiva, el ginger beer no solo representaba un vínculo nostálgico con las raíces anglófonas de los samanenses, sino que se consolidó como el acompañante ritual indispensable para el «johnny cake» y otros platos de la mesa navideña samanense, simbolizando la resistencia y la identidad de una comunidad que transformó el paisaje cultural dominicano.

Ginger-beer-cerveza-de-jengibre.-Fuente-externa
Ginger beer (cerveza de jengibre). Fuente externa.

Gaviao: es una bebida tradicional de la línea Noroeste (Dajabón y Santiago Rodríguez), un chocolate herbario sin lácteos que desafía el paladar convencional. Es una variante del chocolate de agua que se consume especialmente durante la temporada navideña en esa zona fronteriza. A diferencia del chocolate caliente convencional, el gaviao destaca por ser una infusión aromática y especiada; con ingredientes: cocoa o chocolate en polvo, agua y azúcar y elementos aromáticos: jengibre fresco, canela, clavos de olor y, fundamentalmente, hojas de limoncillo y hojas de naranja. Se sirve tradicionalmente con galletas de manteca (galletas de panadería).

Es considerada una bebida emblemática de la zona fronteriza, utilizada por instituciones locales como la Gobernación de Dajabón para fomentar la unión familiar en diciembre. Además de la Navidad, es común su preparación en velorios y reuniones familiares en zonas rurales del Cibao como una bebida reconfortante.

Gaviao.-Fuente-cocinadominicana.com_
Gaviao. Fuente https://www.cocinadominicana.com

Licores de Frutas: La tradición del licor de mandarina, el vino de maíz o de tayota, prácticas que resisten en la memoria rural frente al avance industrial.

Es notable observar cómo el envase también narra nuestra evolución socioeconómica. La tradicional canasta de mimbre ha cedido paso a los baúles de lujo, donde el Moscatel a veces convive (o es desplazado) por el blended escocés de 18 años o vinos de la Ribera del Duero, reflejando una sociedad globalizada que integra lo internacional a su clima tropical, que no esta mal ya que la cultura se transforma por la necesidad del individuo y su entorno.

La diáspora y el sacrificio de las burbujas

Para el dominicano en el extranjero, estas bebidas son un pasaporte líquido. Abrir una botella de Moscatel en ciudades de New York o Madrid es anular la distancia y conectarse con su identidad. Es el té de jengibre humeante que, aunque se beba a bajo cero, transporta el alma a un patio en Quisqueya. Lo sabemos quienes hemos cargado maletas desafiando a las autoridades migratorias en los aeropuertos que nunca entenderán por qué un frasco de ponche casero es un tesoro irrenunciable en las maletas del dominicano y la dominicana y no importa que los encontremos allá, es el de aquí que sabe a patria.

Finalmente, si el 24 de diciembre es de nostalgia, el 31 es el reino de los espumantes. El descorche de la Cava o el Champagne cumple una función ritual de «limpieza» y esperanza. En ese burbujeo se diluyen las jerarquías y la familia se une en un deseo colectivo de prosperidad en la mayoría de los hogares de aquí y de allá.

Guía de Maridaje: El Sabor de la Nochebuena Dominicana

Maridar nuestra gastronomía navideña no requiere de reglas rígidas, sino de entender cómo el dulzor, la grasa y las especias de nuestros platos interactúan con el patrimonio líquido que servimos. Aquí te sugiero cuatro combinaciones infalibles para elevar la experiencia culinaria este 2025.

El cerdo asado y el anís confite: El lechón en puya destaca por su piel crujiente y su sazón de ajo y orégano. Un trago corto de anís confite con mucho hielo actúa como el digestivo perfecto; su dulzura corta la grasa y el toque de regaliz del anís resalta las hierbas del sazón criollo.

Los pasteles en hoja y el vino moscatel: Este es un maridaje por afinidad. El Vino Moscatel, al ser un elixir de pasas, potencia las uvas pasas del relleno del pastel y suaviza la textura densa de la masa de víveres, creando un equilibrio elegante en el paladar.

El ponche artesanal y el pudín de pan o turón: Para el cierre dulce, un ponche de ciruela pasa o café, servido casi a punto de nieve, es el compañero ideal. La base láctea y las especias del ponche (canela y nuez moscada) se funden con la densidad del postre, logrando un final aterciopelado.

La ensalada rusa y el espumante: La ensalada rusa es un icono, pero su base de mayonesa puede saturar el gusto. Una copa de cava o prosecco (Brut) es la solución; su burbuja y acidez «limpian» la lengua de la untuosidad, dejando el paladar listo para el siguiente bocado.

Siempre recordando, que, en el maridaje dominicano, el ingrediente principal siempre será la compañía de un familiar o un amigo, ya que para nosotros hay mejor «nota de cata» que una carcajada en medio de la sala, el patio, el balcón, la azotea o las calles decoradas de los barrios, escuchando al señor navidad, nuestro Caballo Mayor Johnny Ventura desde cima sabor navideño.

Un brindis por nuestra historia y por el mañana

Al levantar nuestras copas este diciembre, ya sea con el picante ancestral del ginger beer, el dulce legado del guavaberry, gaviao, anís, ponche, cerveza, vino o un trago de mamajuana, no solo celebramos el final de un ciclo; también honramos la memoria y la resistencia de quienes enriquecieron nuestra identidad dominicana. Celebrar la Navidad es, en esencia, un acto de salvaguardia de nuestro patrimonio, donde cada receta compartida se convierte en un puente vivo que conecta nuestro pasado con las generaciones del futuro.

Con este recorrido por los sabores de nuestras bebidas navideñas cerramos un ciclo de artículos por este año. Les deseamos una Navidad llena de unión, gratitud y el sabor auténtico de nuestras tradiciones. Que la alegría de estas fiestas ilumine sus hogares y que el próspero año 2026 nos encuentre compartiendo nuevas historias, salud y bienestar.

¡Felices fiestas y un venturoso año nuevo!

¿Y tú? ¿Cuál de estas bebidas protagoniza tu historia de Navidad más recordada?

Referencias

AfuegoAlto (Cabellus Escasus). (2020). «Las tres bebidas más emblemáticas de la Navidad en R.D».

Aracena, Soraya. (2000). Los inmigrantes norteamericanos de Samaná. Santo Domingo.

Fundación Sabores Dominicanos. (2023).  Podcast Recaíto (Chefs Miguel Ángel Reyes y Santo de la Cruz).

González, Clara (2022). «Cocina Dominicana: Bebidas y tradiciones festivas».

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