BARAHONA.- Barahona, capital del cuarto Polo Turístico de la República Dominicana, enfrenta serias limitaciones en inversión estratégica y gestión municipal a pesar de su potencial turístico, económico y social. Sectores de la sociedad civil señalan rezagos en políticas municipales, suministro de agua potable, servicio eléctrico, señalización vial y administración de arbitrios, comparándola desfavorablemente con ciudades como San Juan, Azúa y Baní.
A pesar de la canalización de recursos del Gobierno Central y la Liga Municipal Dominicana para garantizar servicios básicos como limpieza urbana y organización vial, el deterioro persiste, reforzando la percepción de deficiencias en la planificación, ejecución y supervisión de la gestión pública local.
Durante 2025 la crisis del agua potable afectó ampliamente a Barahona, obligando a la compra de tanques a precios elevados (RD$2,000 – RD$2,500). Aunque INAPA reemplazó una bomba en el acueducto de La Guázara, sectores como Los Guandules, La Raqueta, Casandra, Imbert y Palmarito siguen demandando un suministro estable.
La acumulación de residuos sólidos se ha convertido en un reclamo constante debido a la falta de camiones, personal y gerencia eficiente, derivando en vertederos improvisados y una licitación para contratar una empresa recolectora marcada por la falta de transparencia.
La ausencia de señalización vial horizontal y vertical genera desorganización del tránsito y dificulta la orientación de conductores, peatones y turistas, afectando calles, avenidas, áreas escolares y zonas de parqueo.
La iluminación pública insuficiente en calles, parques y plazoletas genera inseguridad y desuso de espacios públicos. Aunque se atribuye al robo de luminarias, la población percibe incapacidad institucional para resolverlo.
La falta de una Policía Municipal durante gran parte del año permitió obstrucciones de vías, construcciones ilegales y desorden en el mercado público, con un intento de reactivación limitado a finales de 2025.
Persisten cuestionamientos sobre el destino de fondos de la Liga Municipal asignados para obras como aceras, contenes, la glorieta del parque y cañadas. La prometida funeraria municipal aún no se concreta.
La falta de solución definitiva al derrumbe entre San Rafael y La Ciénega evidencia la ausencia de voluntad política según la ciudadanía, que considera que la respuesta habría sido más rápida en otra región.
Tras más de 20 años de promesas, los terrenos destinados a un mercado modelo comenzaron a ser ocupados por particulares, generando dudas sobre la titularidad estatal.