NEW YORK.- El acuerdo de dos años de los Mets con el infielder dominicano Jorge Polanco involucra muchas cifras. Abordaremos varias de ellas, pero hay un solo lugar por el cual se debe comenzar: La asombrosa mejoría en su tasa de ponches. Eso es lo que debe destacarse por encima de todo, porque todo gira en torno a eso.
2024: Tasa de ponches del 29.2%
2025: Tasa de ponches del 15.6%
Si bien no se redujo exactamente a la mitad, estuvo lo suficientemente cerca. Fue, por mucho, la caída más grande en una tasa de ponches la temporada pasada, con una amplia brecha entre la reducción de 13.6 puntos porcentuales de Polanco y de 7.8 puntos del segundo, Paul Goldschmidt.
También es la mayor reducción de ponches en una sola campaña de la que se tiene registro.
Hace dos inviernos, cuando escribimos sobre las grandes caídas en la tasa de ponches del venezolano Ronald Acuña y Cody Bellinger en el 2023, pudimos señalar que Acuña (segundo mejor) y Bellinger (tercero mejor) se encontraban con dos de las tres mayores mejoras de un año a otro en porcentaje de “K” en la historia, sólo por detrás de la del campocorto de los Orioles, Mark Belanger, entre 1968 y 1969.
Ahora, esos dos están en el tercer y cuarto puestos. Hay un nuevo líder. Nadie, al menos entre aquellos con al menos 450 visitas al plato en años consecutivos, ha reducido su tasa de ponches tanto en una campaña como lo hizo Polanco de su primer año con los Marineros a su segundo.
Si bien está algo sesgado hacia los jugadores del siglo XXI —seguramente Ted Williams nunca pudo reducir su tasa de ponches tanto cuando nunca se ponchó más del 10.5% de las veces en una temporada, jugando una especie de béisbol completamente diferente en los años 40 y 50 — la de Polanco sigue siendo la mejora más grande de la historia. Aunque la narrativa de que “los Azulejos llegaron a la Serie Mundial ponchándose menos que nadie” fue una historia muy publicada y exagerada en octubre – dado que la ofensiva de Toronto también empezó a dar batazos mucho mejores – hacer más contacto sigue siendo algo que generalmente preferirías hacer, si es posible.
El “cómo”, entonces, es clave. Polanco cumplirá 33 años en verano próximo. El bateador ambidiestro ha disputado 12 campañas en las Mayores, debutando a los 20 años con los Mellizos en el 2014. Si hay algún tipo de fórmula secreta que permita a los veteranos hacer mucho más contacto, puedes estar seguro de que todos quisieran saber qué es. Entonces, ¿qué pasó? Analicemos un par de motivos.
1) Ya había tenido este tipo de rendimiento antes
Polanco nunca ha sido el venezolano Luis Arráez en eso de ponerle el bate a la bola, pero tampoco ha sido Joey Gallo. Desde el 2014 hasta el 2021, tuvo una tasa de ponches muy consistente (y mejor que el promedio de las Grandes Ligas) del 16.7%. Esto es clave: el contacto no es una habilidad nueva ni inesperada para él. Es una que tenía… hasta que dejó de tenerla.
Esa tasa de ponches subió lentamente en el 2022 (21%) y un poco más en el 2023 (casi 26%), y realmente alcanzó su punto máximo en el 2024 (más del 29%), cuando Polanco registró una de las tasas más altas en las Mayores. La tendencia era mala.
El hecho de que Polanco tuviera un historial anterior tan bueno de contacto podría dar un poco de confianza en que la tasa del 2025 no fue simplemente una casualidad; por otro lado, también una tendencia bastante desastrosa para un bateador de 32 años. ¿Cómo saber a cuál creer?
Para empezar, la mejoría del 2025 tiene que tratarse, al menos en parte, de una mejor salud, particularmente en la parte inferior de su cuerpo. Polanco aterrizó en la lista de lesionados varias veces en cada una de las tres campañas anteriores debido a varias lesiones de espalda, rodilla y tendón de la corva. Esta temporada pasada, evitó por completo la lista de lesionados, a pesar de algunos problemas con un oblicuo adolorido, haciendo 524 visitas al plato. Fue la primera vez que superaba la marca de 500 visitas al home desde el 2021. Quizás no de forma casual, ése fue el último año antes de que su tasa de ponches se disparara.
En el 2024, su rodilla izquierda fue un problema tan grande que, después de jugar con molestias durante gran parte del año, se sometió a una cirugía para reparar el tendón rotuliano poco después de que terminó la campaña.
Además de su defensa generalmente por debajo del promedio, sus problemas de salud en la parte inferior del cuerpo son probablemente la razón por la que los Mets hablan de Polanco como un jugador de primera base/bateador designado, a pesar de su falta de experiencia en la inicial. En un momento el torpedero titular de Minnesota, y considerado originalmente como el antesalista de Seattle antes de comenzar la temporada del 2025, dolores en la rodilla al principio de la campaña pusieron fin rápidamente a ese experimento. Polanco pasó gran parte de su tiempo de juego como bateador designado de los Marineros, pasando muy poco tiempo en la segunda base, en un intento de mantenerlo más fresco. Nueva York probablemente haga lo mismo.
2) Hizo un importante cambio en la forma de pararse en el plato. “Ponerse saludable” es bien positivo para cualquier jugador, pero muchos logran tener un año en salud y no rinden de manera diferente. En el caso de Polanco, el cambio fue tan obvio que pudimos notarlo el 3 de abril, apenas una semana después del inicio de la campaña. Después de plantarse en el home con una de las posturas más abiertas en las Mayores en el 2024 – con la pierna derecha bien en dirección hacia la primera base – decidió pararse con ambos pies casi en la misma línea, pero más separados uno del otro. También se acercó, en promedio, unas cuatro pulgadas hacia el lanzador. Si bien eso fue cierto desde ambos lados del plato, fue especialmente pronunciado desde el lado izquierdo, como estas gráficas de Statcast aclaran excepcionalmente.
Ya sea por salud o por la forma de pararse o por ambas cosas, el resultado fue un swing diferente, y aquí están esos números que te prometimos. (Para simplificar, nos quedaremos con su swing a la zurda aquí).
- Su swing se volvió mucho más plano. En términos de Statcast, la trayectoria del swing “promedio” es de 32 grados, con los swings más planos alrededor de los 24 grados (piensen en el cubano Yandy Díaz o el mexicano Alejandro Kirk), y los que van más de abajo hacia arriba rondando los 45 grados, como el de Riley Greene. El swing de Polanco a la zurda en el 2024, el año en el que se ponchó más, fue mucho más inclinado que el promedio, de 38 grados. Pero en el 2025, fue más plano que el promedio, de 30 grados. Polanco, desde ambos lados, estuvo empatado por el mayor cambio general en la forma del swing de inclinado a plano en el 2025. Pero si nos fijamos sólo en lo que hizo a la zurda, estuvo en una clase aparte. Fue un cambio grande de verdad, impulsado por una forma distinta de pararse a batear y la rodilla más sana.
- También cambió su ángulo de ataque. Si el ángulo de despegue es el ángulo de la pelota al salir del bate, entonces el ángulo de ataque es el que tiene el bate cuando la da a la bola. En muchos sentidos, es una métrica que habla de esa sincronización a la hora de hacer contacto, y el promedio de MLB aquí es de 10 grados. El cambio de Polanco a la zurda aquí reflejó la trayectoria de su swing, cayendo de 16 grados, un número entre los tres más altos en el 2024, a 10 grados, exactamente promedio en el 2025. Todo esto se vuelve complicado; por lo general, se podría pensar que “por encima del promedio” es bueno, pero definitivamente se puede tener demasiado de algo bueno cuando se trata de swings de abajo hacia arriba, y tampoco es que funcione para todos. Cal Raleigh también tuvo un ángulo de ataque muy alto, y seguramente nadie se sintió decepcionado con su temporada, ¿verdad? Recuerda, también, que Corbin Carroll salió de su mala racha después de darse cuenta de que su swing no era lo suficientemente inclinado.
- Pero su swing seguía generando poder por el aire hacia su banda. Esto es clave. Tener un swing más plano y hacer contacto suena muy bien, pero no siempre son lo mismo que ser un bateador productivo, y por eso la agencia libre del propio Arráez es complicada. Cuando Polanco era un segunda base en Minnesota que no bateaba para mucho poder al principio de su carrera, su tasa de batazos por el aire hacia su banda era esencialmente el promedio de MLB, el 17%. Cuando dio 33 cuadrangulares en el 2021, ese número subió al 33% y se mantuvo cerca del 30% durante las últimas temporadas a medida que su swing se volvía más inclinado. En el 2025, incluso con el swing más plano, estuvo en un 25% por encima del promedio, y 23 de sus 26 vuelacercas fueron jalados hacia su mano.
Es, potencialmente, lo mejor de ambos mundos, en caso de que la rodilla de Polanco le permita mantener esa combinación de “excelente contacto” y “buena dosis de poder”, que es justamente cómo tuvo una temporada 32% mejor que el promedio en términos de wRC+, comparable con cifras de estrellas más conocidas como Bo Bichette, los dominicanos José Ramírez y Fernando Tatis Jr., más Bobby Witt Jr.
Polanco, para estar claro, no es Acuña, ni es Bellinger, ni es un reemplazo igual a igual para Pete Alonso. Ni siquiera es consistente, realmente, como ha demostrado su trayectoria profesional y como incluso demostró en su campaña del 2025. (En abril, tuvo uno de los mejores meses en la historia de los Marineros en lo que a slugging se refiere; en mayo, tuvo uno de los meses más débiles para un toletero en la historia de Seattle. En octubre, fue tan oportuno con el madero que sus compañeros de equipo lo llamaban “George Bonds”).
Pero Polanco ha sido un bateador por encima del promedio en cuatro de las últimas cinco temporadas, exceptuando la del 2024, arruinada por los dolores en la rodilla. Acaba de tener la mejoría más grande en ponches que hemos visto de un año a otro, impulsada no sólo por un regreso a sus niveles anteriores, sino también con cambios claros y obvios en su swing.
Si eso no calma el dolor por la partida de Alonso, lo entenderemos. Pero sigue siendo una hazaña bien impresionante.

