El bloque europeo sospecha que las empresas que serán objeto de los aranceles adicionales se benefician de subsidios, y esas ayudas estatales les permiten competir en condiciones ventajosas.
La Unión Europea (UE) adoptó ayer la reglamentación para aplicar pesados aranceles adicionales, de hasta 35.3%, a vehículos eléctricos importados desde China, vistos como responsables por daños a la competencia en el bloque.
Esos vehículos ya eran objeto de derechos aduaneros del 10% y pasan a tener aranceles que alcanzan hasta un máximo de 35,3% y varían según las empresas, por un período de cinco años.
La reglamentación se tornará ley después de ser publicada el miércoles en el Diario Oficial de la UE.
En un comunicado, el comisario europeo de Comercio, Valdis Dombrovskis, apuntó que «damos la bienvenida a la competencia, incluso en el sector de los vehículos eléctricos, pero debe estar sustentada en la justicia y la igualdad de condiciones».
El bloque europeo sospecha que las empresas que serán objeto de los aranceles adicionales se benefician de subsidios, y esas ayudas estatales les permiten competir en condiciones ventajosas.
La adopción de la reglamentación marcó el fin de la investigación realizada por la Comisión Europea (el brazo ejecutivo de la UE) sobre esos subsidios.
De acuerdo con la reglamentación, los productos del grupo automotriz SAIC tendrán un arancel adicional del 35,3%, el grupo BYD el 17% y el grupo Geely el 18,8%.
Las empresas que cooperaron con las investigaciones de la UE relativas al impacto sobre la competencia en el bloque tendrán un arancel del 20,7%, y el resto de las firmas el 35,3%.
Desde que la UE comenzó a discutir estos aranceles adicionales, China criticó «prácticas proteccionistas injustas e irracionales».
La Cámara de Comercio china ante la UE condenó el martes la decisión «políticamente motivada» del bloque, pidiendo «el cese de las medidas arancelarias».
China y la UE mantienen desde hace varios meses contactos para tratar de hallar una salida negociada a la situación, y la UE adelantó que está dispuesta a cancelar estos aranceles adicionales en caso de que se alcance un acuerdo.
La idea de estos derechos de aduana ha enfrentado a Francia y Alemania, las dos mayores economías del bloque.
Francia, de un lado, sostiene que la medida es necesaria para nivelar la competencia, pues los fabricantes de automóviles de la UE están en clara desventaja frente a sus competidores chinos.
Sin embargo, Alemania, reconocida por su fuerte industria automotriz y cuyos mayores fabricantes han invertido fuertemente en China, advirtió que la UE debe evitar perjudicarse a sí misma y pidió que continúen las negociaciones con las autoridades chinas.
Estos aranceles plantean el «riesgo de un conflicto comercial de gran envergadura», deploró el martes el grupo de presión de la industria automovilística alemana VDA, asegurando que son «un paso atrás (…) para la prosperidad, el empleo y el crecimiento de Europa».
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